Jornadas de las Lenguas- El flamenco, lo que dice- Departamento de Español para extranjeros

El flamenco lo que dice…

O lo que es lo mismo: poesía flamenca, lírica en andaluz. De esto trata la charla del Departamento de Español, dentro del Ciclo de las Lenguas, de lo que dice el flamenco en sus textos cantados, que no es otra cosa que poesía. Decía Guillermo Núñez del Prado, folklorista y flamencólogo de principios del siglo XX, que los pueblos que cantan son los que más lloran, para añadir la siguiente copla:

Si piensas que porque canto

tengo alegre el corazón,

yo soy como el ruiseñor

que en no cantando, se muere.

El flamenco canta porque llora y también porque está alegre, cumpliendo el refrán popular de “quien canta sus males espanta” y en consonancia con lo dicho por el gran poeta Miguel Hernández “llego con tres heridas; la del amor, la de la muerte y la de la vida”.

En nuestra pequeña exposición, hay coplas que son expresión de estos tres temas: vida, muerte y amor, con todo lo que de alegre y triste nos deparan a los mortales. Cada copla tiene una historia cogida de la mano con la leyenda y con el “dicen que dijo” que, en lugar de quitarle poesía, se la añaden.

Los títulos misteriosos que les hemos puesto a las coplas escogidas, se desvelaran uno a uno en la charla. Ojalá que los asistentes, cuando vuelvan a escuchar flamenco o cuando se decidan a escucharlo atentamente por primera vez, sean capaces de llegar a los textos y de extraerles toda su épica, su dramática y su lírica. Sabemos que la dificultad de siquiera llegar a escuchar lo que dice la persona que canta es extrema, pero se darán consejos para una buena comprensión oral, el primero de los cuales es escuchar a “los grandes”. Los grandes maestros, hombres y mujeres, siempre han mimado los textos cantados, escogiendo, puliendo, conservando, “diciéndolos bien” y haciéndolos, si cabe, más grandes.

Hay tanta poesía que escuchar, el flamenco tiene tanto que decir que…

                                                Tengo yo un cañaveral,

                                                por más cañitas que le corto

                                                más me que’an de cortar.